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Friday, March 29, 2024

Renunciar a los propósitos de Año Nuevo por la Navidad

Father Charles Lachowitzer

Así como un gran número de personas renuncian a muchas cosas para la Cuaresma, yo renuncio a los propósitos de Año Nuevo por la Navidad.

Piense en esto. Las fiestas pudieron haberse terminado, pero la Iglesia continúa la celebración de la temporada de Navidad hasta el domingo 10 de enero con la fiesta del Bautismo del Señor. El gran misterio de la Navidad todavía está en desarrollo.

Ya han quitado las decoraciones y han guardado sus árboles. Las estaciones de radio dejaron de tocar la música de Navidad y la gente dejó de decir “Feliz Navidad” el 26 de diciembre.

Incluso el saludo “¡Feliz Año Nuevo! “ Se dejó de decir el de 2 de enero.

Mientras tanto, los que hacen propósitos de año nuevo han vuelto a los espejos de la auto-reflexión y han hecho una lista de todo lo que necesitan cambiar. Los propósitos para el mejoramiento de sí mismo son importantes, sin embargo, ¿cómo podemos mirar a quien queremos ser en el año nuevo mientras no hayamos entrado una vez más en el misterio de lo que realmente somos en la revelación eterna de quién es Dios en Jesucristo?

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Parece fuera de lugar decir “Ay, ay, ay”, después de un tiempo de “jo, jo, jo.” Las fiestas son, después de todo, un momento de alegría y un respiro de los desafíos de la vida. La llegada de un nuevo año nos da permiso para ofrecer brindis de ilusión en medio de los problemas globales. Propósitos para el mejoramiento de uno mismo, sin embargo, nos dan una falsa impresión de que si vamos más al gimnasio, comemos menos y respondemos cuanto antes a los correos electrónicos, podemos hacer bien todo lo que está mal en el mundo a través de una lista de promesas personales para el futuro.

¿Por qué debemos comenzar el año nuevo con otro ejemplo de fracaso en la búsqueda de ser perfectos? Somos gente imperfecta en un mundo imperfecto. El verdadero significado de la Navidad se pierde cuando ignoramos los poderes del pecado y de la muerte con el fin de ser felices durante unos días dando regalos bien intencionados y teniendo reuniones con demasiada comida.

Es la temporada de Navidad y todavía tenemos tiempo para reflexionar sobre el regalo incondicional del amor de Dios, revelado en un niño nacido de María — Jesucristo — uno de nosotros y uno con nosotros. Todavía tenemos tiempo para reflexionar sobre las fiestas de la Sagrada Familia; de María, Madre de Dios; de la Epifanía y del Bautismo del Señor. A diferencia de las fiestas, que están aquí un día y se van al siguiente, los misterios de nuestra fe son parte de nuestra vida cotidiana, independientemente de las estaciones de la naturaleza y no una obligación de las fiestas y costumbres de este mundo.

Entrar en el misterio de la vida y reflexionar sobre el milagroso nacimiento en Belén, es encontrarse con un mundo lleno de oscuridad y sin esperanza. El pecado estropea todos los esfuerzos para hacer las cosas perfectas, incluso para las fiestas. La muerte no sabe de nuestras festividades y tampoco le importa que haya sillas vacías alrededor de la mesa de cada festividad que nos reunimos con familiares y amigos.

La buena noticia de la Navidad y la alegría del Evangelio es que la luz que nació en Belén es mayor que toda la oscuridad. En la vida, muerte y resurrección de Jesucristo se nos da una bendición más grande que todo pecado y una vida más grande que la muerte misma. La Navidad es el nacimiento de Pascua y es una temporada que se llena de asombro, maravilla y gracia por lo que Dios ha hecho, está haciendo hoy y lo hará en todos los años por venir.

Todavía hay tiempo en la temporada Navideña para reflexionar sobre todas estas cosas y — en el ejemplo de la Santísima Virgen María — atesorar los misterios de la fe en nuestros corazones.

En cuanto a la lista de propósitos de año nuevo, renuncié a ellos para no perder el enfoque de la Navidad. Cuaresma viene a principios de este año y estará aquí muy pronto para comenzar una temporada de listas de tareas pendientes para el mejoramiento de sí mismo. Sí, hemos terminado con las fiestas, pero Dios sigue haciendo la Navidad para los discípulos de Jesucristo que sabemos muy bien que lo necesitamos.

Feliz Navidad y este nuevo año acaba de comenzar, ¡Feliz Pascua!

 


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