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Saint Paul
Saturday, April 20, 2024

Palabras de Copeland llegan a lo profundo de la fe católica y al futuro de la arquidiócesis

Archbishop Bernard Hebda

“Ven y remoja los pies de los pobres conmigo.”

Si esto fuera una pista para el juego de Jeopardy, podía imaginar fácilmente un concursante responder, “¿Fue eso lo qué le dijo San Francisco de Asís a Santa Clara en el siglo XII?” O “¿Fue eso lo qué le dijo Jesús a sus discípulos en el Cenáculo?”

En realidad, fue la misma Mary Jo Copeland de las Ciudades Gemelas quien extendió la invitación al Papa Francisco a la reciente reunión en Washington, D.C. (Ver reflexión del Obispo Andrew Cozzens en la página). Mientras que otros pueden haber estado debatiendo los puntos más finos del protocolo papal, el corazón de Mary Jo habló claramente al corazón del Papa Francisco en un lenguaje que los dos parecen conocer bien: el lenguaje del servicio humilde y centrado en Cristo.

En nuestras sesiones de consulta preliminares, se ha expresado en repetidas ocasiones la esperanza de que el Santo Padre envíe a esta arquidiócesis un pastor que sea capaz de restaurar la confianza, que sea capaz de unir y revivir al rebaño que, para algunos, parece dividido o fatigado por todo lo referente a las investigaciones, la bancarrota y los y las pagos acordados. Un líder que, “al igual que el Papa Francisco,” puede hablar con los jóvenes y los no tan jóvenes, con los devotos y los distantes, con los que tienen en abundancia y los que pasan dificultades, que nos ofrezca una esperanza — al mismo tiempo que nos haga “sentir nuevamente orgullosos de ser Católicos.” ¡Hablamos de la gran responsabilidad que va a tener! Yo ya estoy orando todos los días por el próximo arzobispo, sea quien sea, y espero que usted también.

Mientras que yo, como un recién llegado, no pretendo saber lo suficiente acerca de esta Iglesia local como para empezar a ofrecer algún consejo al próximo arzobispo, tengo el presentimiento de que el camino hacia adelante va a comenzar con el programa de  Mary Jo Copeland Manos que Cuidan y Comparten o el Centro Dorothy Day de Caridades Católicas o con los innumerables programas que existen en las parroquias que nos ponen en contacto con Cristo, presente en nuestros hermanos y hermanas más vulnerables. El Papa Francisco comenzó su pontificado pidiendo “una Iglesia pobre para los pobres” no para resaltar la miseria humana, sino porque sabe, por experiencia, así como por la Sagrada Escritura, que es en medio de los más necesitados donde vamos a encontrar a Jesús, el único que puede unirnos y darnos vida y sanarnos.

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Me inspira el escuchar sobre el antiguo compromiso de servicio de la comunidad católica — una historia contada tanto por los ladrillos y el cemento de las escuelas católicas, hospitales y centros de servicios sociales que marcan la arquidiócesis así como por las innumerables horas de servicio voluntario que aun ofrecen los católicos de todos sus 12 condados.

Cuando más estemos enfocados en las necesidades de los demás y estemos inmersos en el servicio es cuando estamos más cerca de Cristo y llegamos el centro de quienes somos como católicos. Es entonces cuando vamos a estar motivados y unidos, cuando vamos a predicar con credibilidad, y cuando vamos a conocer la alegría que brota de vivir nuestra vocación de discípulos.

“Ven y remoja los pies de los pobres conmigo.”

 


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